domingo, 19 de enero de 2014

Su Heroe

Dos de la madrugada. Los ojos se le cierran, los parpados le pesan, la piel ya no quiere mas. Sin embargo Él sabe que se acostara, jugara un rato al dormilón y a la media hora estará sentado en la cama (Sabanas rojas, si no no vale) haciéndose el chico de mundo y escuchando a un jazzero cuyo nombre ni siquiera puede deletrear, mucho menos descifrar cual de los novecientos acordes que suenan le gusta mas.

Se levanta porque el cuarto tema ya se lo confunde con el primero, con el segundo, con el tercero, hasta incluso con el quinto que aun no escuchó. Se detiene frente a la biblioteca que supo llenar cuando leer todavía era cool y le aseguraba un polvo cada tanto. Ahí estaban todos, Julio, Jorge Luis, Antonin, Charles, Truman y un par mas a los que aun no animaba a tutearlos. Pero entre todos esos tipos con los que en otro tiempo se hubiese sentado a charlar del clima o de la fecha pasada, estaba este tipo en particular. Lo había conocido de vista una noche a eso de las 3 de la mañana. Tratando de llamar la atención de esas minas preciosas con las que solía soñar pero nunca concretar, fue con el al medio del campo, se lo llevo campo adentro y estuvieron charlando por horas, hasta que el tipo de anteojos no tuvo mas nada que decir y El Tipo tenia todos los rulos al revés, empezaban en el suelo y se dejaban caer sobre la cabeza. (El Tipo en ese momento de hecho tenia rulos, todavía no se había hartado del jazz y aun no lloraba con un gol desde afuera del área).

Un tiempo después lo reencontró envuelto en un papel de esos baratos que los libreros insiten en poner a pesar de la insistencia del comprador (Creo que no hay frase en español que haga entender el ''No es para regalo''). Se lo dejaron ahí, encima de la cama, como si fuese un compromiso. Ya con la dedicatoria, el tipo estaba satisfecho, siempre estuvo orgulloso de las palabras que iban dirigidas hacia el (Incluso si lo estaban mandando a la re puta que lo pario, lo disfrutaba mas que a Cervantes. Error de novato). El tipo ya lloraba con un gol desde afuera del área, ya lo deslumbraba el cuerpo desnudo de una mujer, ya lo entusiasmada la ingenua expresión de un nene cuando reía. Aun así, le dio una oportunidad mas al tipo de anteojos. Ambos sabían que habían cambiado mucho. Que mucha agua (¿Agua?) había pasado por debajo de sus pies (¿Pieces?) y que era probable que terminen hartándose uno del otro (¿El otro?).

Hablaron por horas, días, meses, hasta casi un año. Al Tipo siempre le costo escuchar, a veces llego a pensar que en realidad hablaba solo. Y a partir de allí, no se hablaron mas. Al tipo de anteojos, al igual que al manual del después, se lo llevaron las piernas largas, el vestido negro. Y pensaron, ambos, que no se volverían a ver. Que quizás caminando por plaza rocha iban a verse a lo lejos y mirar la biblioteca o la facultad para evitar el encuentro desagradable (Al Tipo siempre le dio miedo cruzarse con gente que no veía hace mucho, lo hacia sentir inseguro. Error de Profesional). Sin embargo, y a pesar de las mil miradas esquivadoras y salvadoras, ahí se estaban encontrando a las 3 de la mañana. Ya los ciegos les causaban mas tristeza que miedo. Ya la familia Olmos no parecía tan terrorífica. Ya el pibe pelotudamente enamorado no les parecía tan pelotudo. Ya la pendeja completamente desquiciada, ahora les parecía familiar.

Y viste como son estas cosas, a veces no te queda otra mas que hacer las paces en la habitación para evitar un quilombo en puerta. El Tipo no pregunto nada (No se le daba bien la pregunta, lo hacia sentir condescendiente. Error de Tipo -¿Tipo?) Se dejaron callar uno al otro, se observaron, se midieron a ver si alguno de los dos lanzaba la primer piedra (Alegoría Bíblica, nunca faltan) Se dieron cuenta, quizás torpemente, que no habían cambiado tanto como la timidez dictaba. Lo único que los ponía en la vereda del frente es que El Tipo de anteojos seguía con un poco de papel de regalo pegado al filo de la camisa. Seguía teniendo una dedicatoria insegura atadita al broche del cinturón. Quizás todo eso alguna vez los unió, pero ahora los desesperaba. Se dejaron desgarrar, romperse, quemarse, revolearse y ultrajarse (El Tipo solía tener ataques violentos. Esporádicos, pocos, pero tremendos. Error -¿Error?-)

Quizás El Tipo no se la banco. No se banco que el de anteojos siga teniendo olor a piernas largas y que encima se le cague de la risa. El de anteojos la tenia demasiado clara, las había pasado todas, y el Tipo recién estaba aprendiendo a atarse los cordones (Con ayuda de la mamá, sino no vale).

Cuatro de la mañana, se hizo el dormilón un rato mas y volvió al principio. Sabanas rojas, jazzero innombrable y hartazgo precoz (El tipo solía ser rutinario, es por eso que lo hizo mierda quedarse sin rutina. Error de tipo sin Anteojos)


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