martes, 28 de enero de 2014

I put a spell on you

Primero arranquemos aclarando algunas cosas, en una de esas El Tipo se ilusiona y piensa que la pelota entro, sale corriendo, festeja el gol con sus amigos y luego se da cuenta que cobraron Off-Side (No seria la primera vez que le pasa). Si, Ella le dijo, entre las sabanas que alguna vez supieron dejar patas para arriba, que lo amaba (Repito, Ella lo ama). Si, ella se dejo desnudar como otras tantas veces e hicieron el amor de manera tan perfecta que sonrojaría a mas de una monja (Y porque no, a mas de un cura). Si, ella no paraba de sonreír, como si alguien en la cabeza le estuviese haciendo cosquillas entre los pies (¿O era El Tipo). Aun así, ambos sabían que no se podía, que estaba mal, que mas allá de las risas, de los besos, de los cuerpos desnudos existían millones de cosas que resolver primero. En un escenario así, no había lugar para los sentimentalismos. Pero claro, que difícil es cuando las cartas están sobre la mesa y te apuran doblando la apuesta. En ese momento, uno se olvida de los padres, los amigos, las mujeres y se juega todo. Y como todos sabemos, las cartas son caprichosas, podes terminar gastando todo lo ganado en una noche o podes volverte a tu casa con los bolsillos vacíos. Colándote en el bondi con la cola entre las patas, y las lagrimas entre el saco.

Creo que seria mejor ser sincero. La verdad es que en un principio andaban con cuidado. Iban tanteando cada pasito, cada movimiento como si tuviesen enfrente a la reina de Reino Unido. Casi no se daban la espalda, no sonreían de mas, no se sostenían la mirada mas de 4 segundos (Cronometrados y todo). Les venia saliendo bárbaro el papel de adultos, de muñecos de torta. Ahora, y esto quizás sorprenda, por primera vez en su vida El Tipo tomo las riendas del asunto. Sabia que no tenia muchas balas, que el enemigo se le venia al humo y el tenia que zafarla. Y no lo dudo. Disparo lo poco que tenia, y del otro lado le respondieron. Se hundió en Ella y la beso como si fuese la ultima vez que se iban a besar. Ambos sabían que eso estaba muy lejos. Que ese beso iba a ser el primero de una larga fila de besos. Que iban a pasar los próximos meses jugando a los amantes. Y que, cuando se encamen con otros pobres desgraciados, hundirán la cabeza en la almohada y pensaran en el otro. Se buscaran en otros cuerpos y putearan cuando las piernas no sean tan largas, cuando los labios no sean tan fuertes, cuando los orgasmos no sean tan placenteros. Y bueno, así es la cosa, cuando no se puede, no se puede.

Antes de irse, El Tipo tuvo una piolada. Hasta hace unas semanas venia puteandola porque le había afanado El Manual del Después. El Tipo espero que Ella se levante a hacer algo (Las mujeres después de hacer el amor SIEMPRE hacen algo. Es obvio, no son tan básicas como nosotros) y busco entre sus ropas a ver si lo encontraba. Lamentablemente no estaba allí. Busco una y otra vez intentando ser silencioso para que no salte la ficha y no encontró nada. Se dio cuenta ahí, que ambos estaban sin manual. No tenían idea como seguir después de ahí. Llegaron a un punto en el cual la cosa se puso muy densa, se puso muy peligrosa. En ese momento, Ella entro a la habitación. El Tipo la miro y le dijo que la amaba, esperando que ella le responda negativamente. Ella lo cago, una vez mas lo dejo con la boca abierta y con los rulos dado vuelta (Se había cortado el pelo, igual siempre fue un tipo de rulos). Le dijo que también lo amaba (Repito, Ella también lo amaba) y lo beso por decimacuarta vez esa tarde. Después saco un cuadernito con la cara de Édith Piaf. Y se pusieron a escribir. Si no hay Manual, tenían que ver que carajo hacían. Y que mejor que hacerlo juntos, no?

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