domingo, 26 de enero de 2014

Don't Push It

Con I grande grande

El Tipo las hacia todas juntas. La apuraba como le habian enseñado los Tipos Grandes. Sacaba del arco, acomodaba con el cinco, desbordaba por la derecha, penetraba hasta el fondo, tiraba el centro y casi siempre dos pases en el area es gol. El Tipo era de manual. Ella ya sabia todo lo que le iban a decir. Lo tenia anotado en un cuadernito que El Tipo le lleno de palabras. Aun asi, Ella dejaba que El Tipo se le venga al humo. No podia dejar de sentirse feliz cuando notaba que a pesar de que no lo amaba (Repito, no lo ama) seguian siendo los mismos de siempre. Lamentablemente, cuando no se puede, no se puede. Hay que acurrucarse contra el rincon, putear en voz alta, llorar en voz baja y poner carita de pelotudo (Pelotuda) para que la gente no pregunte mucho. Es medio molesto ¿Vio?

El Tipo sabia que se estaba jugando toda la guita en esta mano. Tenia las cartas justas, las que necesitas para ganar si del otro lado no te salen con una escalera o un color. El vertigo de la situacion lo entusiasmaba. Se sentia a punto de despegar en el avion mas inestable del mundo (Y eso que jamas piso uno). Se miro a si mismo y se dio cuenta que no sea sentia asi hace tiempo ya. La miraba a Ella (Mirar es un decir, dado que no estaba) y tambien la sentia entusiasmada.  La sentia debatiendose entre el cuerpo y la cabeza, sin saber muy bien quien iba a terminar ganando despues de tanta trompada, de tanta patada, de tanto insulto.

Los dos sabian que estaban jugando el partido mas dificil de su vida. El Tipo siempre tuvo mala suerte cuando quedaba solo contra al arco. Siempre hacia una de mas, o la pelota le picaba por un pozo en el potrero (De todos modos, siempre fue pata dura. Por eso preferia hacer bailar antes que bailar). Ambos sabian que las oportunidades van pero generalmente no vuelven. Y ambos, tambien sabian que era demasiado denso todo esto. Que el humo que salia cuando se hablaban, cuando se veian, cuando se besaban podia ahogarlos o hacerlos respirar (Encima ambos fumaban mas que todo un bar junto -En hora pico-).

Ambos acordaron dejar que el agua corra. Ambos decidieron que si sentian la necesidad de terminar envueltos en sabanas, nada iba a detenerlos. La cabeza tira muchachos, pero el cuerpo es mas fuerte, es mas animal. Se suponia que nada de esto tenia que pasar. Que iban a convertirse en dos extraños, cuyas manos jamas volverian a entrelazarse. Pero la fiebre los cago, los puso contra la pared y les pidio todo lo que tenian. No hay decision que se resista a semejante fierro, a semejante chorro. Se dejaron robar lo poco que tenian y se quedaron desnudos en medio de calle Muñecas (Entre Thames y Serrano. Chacarita). Y despues nada mas caminaron. Enfilaron derecho para el primer sillon que encontraron en su fantasia de pendejos. Se sentaron y se fotografiaron. Y por supuesto, despues de tanta noche compartida, tanto cuerpo desvestido, tanta cabeza ignorada se besaron hasta quedarse sin fuerzas. Al fin y al cabo ¿Quien no espera una propina despues de tanto esfuerzo?

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