lunes, 20 de diciembre de 2010

Cielo Porteño


Foto Provista por Alguien,
desde ya, Perdon.


Cielo Porteño, Te observo y me recuerdo en innombrables noches de papel, en angustiosas mañanas cubiertas del calor de tu silueta perdida entre los albores de un mundo que aun no termina de despertar. En ti he guardado esos sueños que jamás me atreví a confesar, he contagiado cada una de tus esquinas con la melancólica espera de mi ser y he robado las alas que el viento te regalo en batallas libradas contra ninguna piel, contra ningún esperanzar.


Me apabullas con tus gigantes de piedra, con las negras golondrinas, que acarrean fantasías de románticas melodías y desesperados gritos. Te vuelves un enigma para mi sien, un enigma que solo el tiempo podrá desentrañar, que solo la idiotez me permite ver, una pantalla del estallido que se esconde bajo la túnica de tu inmensidad.


Cielo Porteño, eres tan mío como de nadie, tan eterno como el suspirar. Por ti han pasado las más incunables historias, contadas por voces que se callan al amanecer. En un retazo del silencio, que tal vez, abrirá mi corazón y se sumerja en los mares de negro alquitrán, En los carruseles que giran sin cesar bajo el cielo de esta ciudad, hogar de penitentes Ángeles, de putrefactas luces, de embriagadas piernas y de lúgubres sonrisas.


Te dejo sin dejarte, Porteña Bóveda Celeste, esta en mi ahora, esa codicia que guardas entre el frió cemento y las agolpadas multitudes. Te olvido para recordar que te volveré a encontrar en cada comisura de tus labios, en cada elegante altanería, en cada cuadro sin marcar, en cada quimera del destino.