miércoles, 29 de enero de 2014

Cuentas sin pagar (Si paga el Diablo, no paga Dios)

El Tipo tenia que revisar todos los recibos desde el año 2010 hasta hoy. Sabia que habia quedado algo sin pagar. Una cena en algun bodegon, un pan lactal en algun almacen, un vino en algun bar de La Plata. Ahora estaba agarrado de las pelotas, porque había pasado demasiadas cosas por alto. Ella no lo hizo y ahora quería que pague, una por una las cosas que rompió. El Tipo estuvo mucho tiempo en piloto automático, casi ni tocaba la palanca de cambios, mucho menos el acelerador. Repetía la misma rutina todos los días. Como cuando uno sube al bondi y dicta el destino sin siquiera notar la sonrisa del chófer, El Tipo jamas noto su sonrisa, mucho menos sus lagrimas. Aun así, era el novio que todas las minitas querían tener. Escribía, componía, era cariñoso y tenia todos los halagos de libro. Cualquier Minita hubiese querido un novio asi, menos Ella. Ella quería algo mas. Ella siempre quería algo mas. Y esa sed de mas, esa codicia, esa insuficiencia al Tipo le encantaba. Muy a su pesar, lo enamoraba todos los días un poco mas.

Pensemos un rato en como Los Tipos viven sus días. Todos los días que andan dando vueltas por ahí. Los Tipos se levantan, generalmente a la misma hora sin ayuda de despertador. Desayunan porque así le enseñaron (A pesar que nadie puede tener hambre a las 7 de la mañana). Se visten, en el mejor de los caso se bañan, toman un colectivo, trabajan, y lo mejor que les puede pasar es tomarse una copa de vino, un vermouth o un cinzano al final del día mientras miran el noticiero llenos de mala noticias. Y como todos los días, se van a dormir. Quizás antes de acostarse piensan en algún par de piernas que vieron en el bondi o en algún escote de esos que se te cruzan y volves a tener fe en el universo, y listo. Lo mismo todos los días, todos los lunes, todos los martes, todos los miércoles y el resto de los días que se parecen a los lunes, a los martes y a los miércoles.

Ahora bien. El Tipo era consciente de lo Tipo que era. Aun así, el se creía mejor. El se creía que era el mas piola de todos. Se dormía cuando quería, se levantaba cuando no podía seguir durmiendo. Tenia a todas Las Minitas al borde de la cama, esperando que el las haga pasar. No era talentoso, pero aun así se las ingeniaba para lograr que todo lo que hacia quedaba mas o menos lindo (Como un estafador del año 20 vio?) . E incluso llego a pensar que era algo mas que un Tipo. Que estaba exento de las rutinas, los dolores, las alegrias y los placeres de los Tipos. Acaso que tan errado o pelotudo se puede llegar a estar o ser para creer semejante imbecilidad. El Tipo no tenia prueba alguna para creer que iba a zafar de terminar adentro de la misma bolsa. Aun así lo creía, y daba vueltas alrededor de la bolsa riéndose de los que estaban adentro.

Es así señores, ninguno zafa de nada. A todos nos termina tocando meter el culo entre las patas y fumar abajo del árbol, bajito,sin tirar mucho humo como pa' no molestar. Ella lo puso al lado de todos Los Tipos. Le metió la cabeza abajo del agua a ver cuanto aguantaba (El Tipo la tenia clara con la apnea, pero tampoco para tanto). El Tipo tenia que cambiar de piel, tenia que cambiar lo que lo enorgullecía. Tenia que tirar la tarjeta de presentación con la cual todas las Minitas se meaban encima y tenia que cambiarla por una hoja en blanco que (Por supuesto) no iba a llenarse sola. Como decíamos al principio, el tipo tenia cuentas sin pagar. Y en estos casos no hay ningún Paga Dios que lo haga tirar hasta fin de mes. En estos casos siempre, siempre, termina pagando el diablo.

martes, 28 de enero de 2014

I put a spell on you

Primero arranquemos aclarando algunas cosas, en una de esas El Tipo se ilusiona y piensa que la pelota entro, sale corriendo, festeja el gol con sus amigos y luego se da cuenta que cobraron Off-Side (No seria la primera vez que le pasa). Si, Ella le dijo, entre las sabanas que alguna vez supieron dejar patas para arriba, que lo amaba (Repito, Ella lo ama). Si, ella se dejo desnudar como otras tantas veces e hicieron el amor de manera tan perfecta que sonrojaría a mas de una monja (Y porque no, a mas de un cura). Si, ella no paraba de sonreír, como si alguien en la cabeza le estuviese haciendo cosquillas entre los pies (¿O era El Tipo). Aun así, ambos sabían que no se podía, que estaba mal, que mas allá de las risas, de los besos, de los cuerpos desnudos existían millones de cosas que resolver primero. En un escenario así, no había lugar para los sentimentalismos. Pero claro, que difícil es cuando las cartas están sobre la mesa y te apuran doblando la apuesta. En ese momento, uno se olvida de los padres, los amigos, las mujeres y se juega todo. Y como todos sabemos, las cartas son caprichosas, podes terminar gastando todo lo ganado en una noche o podes volverte a tu casa con los bolsillos vacíos. Colándote en el bondi con la cola entre las patas, y las lagrimas entre el saco.

Creo que seria mejor ser sincero. La verdad es que en un principio andaban con cuidado. Iban tanteando cada pasito, cada movimiento como si tuviesen enfrente a la reina de Reino Unido. Casi no se daban la espalda, no sonreían de mas, no se sostenían la mirada mas de 4 segundos (Cronometrados y todo). Les venia saliendo bárbaro el papel de adultos, de muñecos de torta. Ahora, y esto quizás sorprenda, por primera vez en su vida El Tipo tomo las riendas del asunto. Sabia que no tenia muchas balas, que el enemigo se le venia al humo y el tenia que zafarla. Y no lo dudo. Disparo lo poco que tenia, y del otro lado le respondieron. Se hundió en Ella y la beso como si fuese la ultima vez que se iban a besar. Ambos sabían que eso estaba muy lejos. Que ese beso iba a ser el primero de una larga fila de besos. Que iban a pasar los próximos meses jugando a los amantes. Y que, cuando se encamen con otros pobres desgraciados, hundirán la cabeza en la almohada y pensaran en el otro. Se buscaran en otros cuerpos y putearan cuando las piernas no sean tan largas, cuando los labios no sean tan fuertes, cuando los orgasmos no sean tan placenteros. Y bueno, así es la cosa, cuando no se puede, no se puede.

Antes de irse, El Tipo tuvo una piolada. Hasta hace unas semanas venia puteandola porque le había afanado El Manual del Después. El Tipo espero que Ella se levante a hacer algo (Las mujeres después de hacer el amor SIEMPRE hacen algo. Es obvio, no son tan básicas como nosotros) y busco entre sus ropas a ver si lo encontraba. Lamentablemente no estaba allí. Busco una y otra vez intentando ser silencioso para que no salte la ficha y no encontró nada. Se dio cuenta ahí, que ambos estaban sin manual. No tenían idea como seguir después de ahí. Llegaron a un punto en el cual la cosa se puso muy densa, se puso muy peligrosa. En ese momento, Ella entro a la habitación. El Tipo la miro y le dijo que la amaba, esperando que ella le responda negativamente. Ella lo cago, una vez mas lo dejo con la boca abierta y con los rulos dado vuelta (Se había cortado el pelo, igual siempre fue un tipo de rulos). Le dijo que también lo amaba (Repito, Ella también lo amaba) y lo beso por decimacuarta vez esa tarde. Después saco un cuadernito con la cara de Édith Piaf. Y se pusieron a escribir. Si no hay Manual, tenían que ver que carajo hacían. Y que mejor que hacerlo juntos, no?

domingo, 26 de enero de 2014

Don't Push It

Con I grande grande

El Tipo las hacia todas juntas. La apuraba como le habian enseñado los Tipos Grandes. Sacaba del arco, acomodaba con el cinco, desbordaba por la derecha, penetraba hasta el fondo, tiraba el centro y casi siempre dos pases en el area es gol. El Tipo era de manual. Ella ya sabia todo lo que le iban a decir. Lo tenia anotado en un cuadernito que El Tipo le lleno de palabras. Aun asi, Ella dejaba que El Tipo se le venga al humo. No podia dejar de sentirse feliz cuando notaba que a pesar de que no lo amaba (Repito, no lo ama) seguian siendo los mismos de siempre. Lamentablemente, cuando no se puede, no se puede. Hay que acurrucarse contra el rincon, putear en voz alta, llorar en voz baja y poner carita de pelotudo (Pelotuda) para que la gente no pregunte mucho. Es medio molesto ¿Vio?

El Tipo sabia que se estaba jugando toda la guita en esta mano. Tenia las cartas justas, las que necesitas para ganar si del otro lado no te salen con una escalera o un color. El vertigo de la situacion lo entusiasmaba. Se sentia a punto de despegar en el avion mas inestable del mundo (Y eso que jamas piso uno). Se miro a si mismo y se dio cuenta que no sea sentia asi hace tiempo ya. La miraba a Ella (Mirar es un decir, dado que no estaba) y tambien la sentia entusiasmada.  La sentia debatiendose entre el cuerpo y la cabeza, sin saber muy bien quien iba a terminar ganando despues de tanta trompada, de tanta patada, de tanto insulto.

Los dos sabian que estaban jugando el partido mas dificil de su vida. El Tipo siempre tuvo mala suerte cuando quedaba solo contra al arco. Siempre hacia una de mas, o la pelota le picaba por un pozo en el potrero (De todos modos, siempre fue pata dura. Por eso preferia hacer bailar antes que bailar). Ambos sabian que las oportunidades van pero generalmente no vuelven. Y ambos, tambien sabian que era demasiado denso todo esto. Que el humo que salia cuando se hablaban, cuando se veian, cuando se besaban podia ahogarlos o hacerlos respirar (Encima ambos fumaban mas que todo un bar junto -En hora pico-).

Ambos acordaron dejar que el agua corra. Ambos decidieron que si sentian la necesidad de terminar envueltos en sabanas, nada iba a detenerlos. La cabeza tira muchachos, pero el cuerpo es mas fuerte, es mas animal. Se suponia que nada de esto tenia que pasar. Que iban a convertirse en dos extraños, cuyas manos jamas volverian a entrelazarse. Pero la fiebre los cago, los puso contra la pared y les pidio todo lo que tenian. No hay decision que se resista a semejante fierro, a semejante chorro. Se dejaron robar lo poco que tenian y se quedaron desnudos en medio de calle Muñecas (Entre Thames y Serrano. Chacarita). Y despues nada mas caminaron. Enfilaron derecho para el primer sillon que encontraron en su fantasia de pendejos. Se sentaron y se fotografiaron. Y por supuesto, despues de tanta noche compartida, tanto cuerpo desvestido, tanta cabeza ignorada se besaron hasta quedarse sin fuerzas. Al fin y al cabo ¿Quien no espera una propina despues de tanto esfuerzo?

Música 1ra Parte

La música tal como la conocio El Tipo, era una de esas cosas que se encuentran cuando uno revuelve mucho el guiso antes de encontrar el chorizo colorado y vitorear o putear segun las preferencias personales. Es decir, El Tipo tuvo que tomarse mucho bondi musical y pagar mucho boleto minimo antes de encontrar la música que realmente lo estremecia, la música que lo hacia sentir como cuando gritaba un gol, acariciaba a sus hijos (Que no los tenia pero jugaba a que si) o simplemente cuando se sentaba a ser feliz (Un rato, todos los dias. Se recomienda, hace bien).

El Tipo siempre escucho todo lo que habia que escuchar. Jamas se escondio bajo la pollera del hermetismo auditivo. Por sus orejas pasaron todos los hombres y mujeres posibles, todos los acordes, todas las melodias. El Tipo las tenia a todas en la cabeza. Habia pasado toda su vida escuchando sonidos de aqui o alla. De Niño, lo asustaba el ruido del tenedor contra el plato. Sin embargo encontraba una calidez unica en el redoblar de los pies contra la escalera de madera (Sera que por eso aun hoy, sigue bajando en semicorcheas). Mas de grande conocio la musica clasica, sin terminar de entenderla nunca. Alguien por ahi le habia dicho que eso era lo que estaba bien. Y El Tipo, siempre obediente, se emocionaba al escuchar Las Cuatro Estaciones (Sin estar del todo seguro si lo emocionaba o lo sobrepasaba).

La adolescencia no tardo demasiado (El Tipo queria ser precoz pero no habia besado otros labios hasta los 12). Y con ella la música paso a ser el salvavidas que tenia El Tipo siempre a mano, por si el agua llegaba hasta el cuello. Se enamoro rapidamente de la poesia de Garcia (Casi premonitoria la eleccion). Con el descubrio que era posible llorar, que podia meterse abajo de las sabanas y escuchar la misma cancion 40 veces hasta aprenderse la letra de memoria. Ademas, era la primera vez que El Tipo no necesitaba gritar lo que sentia, habia alguien mas que lo hacia por el. Esto lo determino para el resto de su vida. No volvio a llevarse la cuchara a la boca, prefirio siempre zambullirse en medio del tuco, del caldo.

De ahi en adelante, El Tipo comprendio que era un varón que no tenia mujer y quiso poderla conseguir (Gracias, una vez mas). Y se miro y se dio cuenta que no tenia nada. Que lo que ofrecia te lo daban en cualquier kiosco cuando no habia monedas disponibles. Entendio que alli afuera todo era demasiado cruel. Que las cosas se movian segun quien era el mejor postor. Y asi fue que se lleno de música (Dado que era lo unico que podia comprender). Se tatuo cada una de las canciones que escucho y recordaba versos, estribillos con memoria de explorador. Y daba vueltas por todos lados, tocando cada guitarra, cada piano y tratando que lo escuchen. Daba vueltas por todos lados escuchando cada guitarra, cada piano y tratando que lo toquen con alguna melodia barata, con algun zapato de goma.


sábado, 25 de enero de 2014

Ciudad

Hace ya una contundente cantidad de años, una ciudad había adoptado al Tipo. El la fue descubriendo de a poco, casi con curiosidad. Lo deslumbraba la inmensidad de las avenidas, la belleza de sus mujeres, el aroma a tilo viejo,las facultades apiñadas entre los arboles, la música que sonaba desde la tierra. El Tipo se había topado con todo eso cuando aun era un niño. Cuando todavía no sabia caminar las calles y temía a cada ñato que le amagaba un encare. Allí, el Tipo se enamoro de los viejos agolpados contra una mesa de café, bombardeándose en retruques y vale cuatros. Allí, el Tipo enloqueció con las colegialas discretas que pintaban de colores calle 8 (e/ 48 y 49) y la hacia brillar en medio de la sombra de los enormes edificios. Allí, el Tipo conoció las verdaderas esquinas, esas que albergan a los malandras, a los pungas, a los milicos, a las prostitutas, a los pibes y a las pibas, todos intercambiables entre si y combinables en infinitas posibilidades. Para el Tipo fue demasiado, nunca sintió tan de cerca el humo de la ciudad, pero esta vez, lejos de ahogarlo, lo hacia respirar.

El Tipo estaba pidiendo a gritos un lugar así. Necesitaba sentir como la ciudad le tocaba el culo y lo apuraba como no la había hecho nadie nunca. Era la mina mas linda de todas, y El Tipo no sabia si le daba el cuero para ganársela. Le chamuyo de pavadas durante días, meses, años, y a la ciudad nunca le alcanzaba. Una tarde El Tipo creyó que la ciudad lo había besado en la mejilla, y eso lo esperanzó. Pensó que quizás, iba a hacerla suya una noche entre los arboles del bosque. Pero no, El Tipo jamas entendió los amores efímeros. Jamas entendió la curiosa sensación de acostarse de a dos y despertarse abrazando las almohadas. Siempre cometió el mismo error: Creerse eterno cuando tan solo arañaba las horas de vida.

De ahí en adelante El Tipo espero a la ciudad todos los días de su vida. Se sentaba en Plaza Italia a rodearse de autos y transeúntes (A la ciudad siempre le fascinaron los transeúntes. Gente que no sabe muy donde va, pero va). El Tipo cancelaba citas, cortaba llamados, negaba vinos y no paraba de hacerse el distraído. El sentía en el fondo que la ciudad en realidad lo amaba pero que estaba equivocada. Que sus diagonales lo tenían entre ceja y ceja y que algún día cuando menos lo espere (Aunque no paraba de esperar) la ciudad lo iba a invitar a pasar y quedarse con el todas las noches, todos los días.

La ciudad nunca lo invito a pasar. El Tipo era demasiado Niño para una ciudad así. La ciudad era muy densa y El Tipo a duras penas orejeaba la viveza de pueblo. El Tipo desconocía de los vaivenes de la calle. No tenia idea de como encarar a un cana sin terminar la noche adentro. No estaba al tanto de las desventuras de cabaret y lo aterraba hacer el amor en un auto. Aun así, El Tipo jamas se resigno y se vistió de ciudad. Se puso todo lo que había que ponerse para ser como ella. Muchos cuentan que en las madrugadas Platenses se lo ve manejando sin rumbo fijo. Bajando por 7, subiendo por 50, doblando en 12 bajando en 34, subiendo nuevamente por 5, doblando en 48, parando entre 7 y 6. Por lo menos ahí, había conocido lo mas parecido a una ciudad. Lo mas parecido a las diagonales, a las plazas, a las universidades y a los tilos. La única diferencia... Ella si lo había invitado a pasar.


jueves, 23 de enero de 2014

don't go there

- el cuerpo dice una cosa y la cabeza otra.

Los diez dedos largos y flacos percutían el teclado con ansiedad. El tipo sabia muy bien que esa charla (Al igual que las otras que tuvo y tendrá de ahora en mas) no significaba mucho mas que dos viejos amigos que se encuentran en la mesa del café y charlan sobre cualquier cosa. Es curioso el eclecticismo de esas charlas dado que pueden abarcar desde torpes intelectualidades tales como un disco de Grateful Dead o un cuento de Cortazar. Pasando por triviliades del tipo: ''Que calor!'', ''Como llovió hoy'' o, mi favorita, ''Que día de mierda!'' (La metereologia es un tema que jamas pasa de moda) o sensaciones intensas y profundas que un tipo solo comparte cuando el whisky (O lo que sea) llega hasta el corazón, se embriaga, y termina a las piñas con los mismos de siempre (El whisky, el Tipo no. Jamas. No le daba ni el barrio ni la cara)
Como sea El Tipo y Ella se hablaban. No como dos amigos, claro está. Mucha noche juntos, mucho cuerpo desvestido, mucho beso consumado hacían imposible que El tipo pueda verla como a la chica de la panadería o la que atiende en el mercado. Se los nota nerviosos aunque jueguen un ratito a los superheroes. Se nota como El Tipo todavía la ama, y como buen enamorado hace todo lo posible para que ella sea feliz. Le cuenta anecdotas divertidas, algo decoradas (El Tipo siempre fantaseo con ser un buen contador de anécdotas. Muy a su pesar lejos de contarlas mal, no tenia muchas). Le da buenas noticias, le informa sobre su situación musical, le regala una flor marchita pero con perfume a río. Ella, por su parte, no lo ama. La rudeza de la frase hace que el corazón del Tipo tiemble como un nene a quien le están por dar su primera paliza. Cruel y todo, no deja de ser verdad. Ella no lo amaba. Repito, Ella NO lo amaba. Aun asi, ella tambien trataba de darle buenas noticias, contarle anécdotas, preocuparse por su situación musical e incluso le envía besos y saludos a todos. Aun así, repito, No lo ama.

- evaluá si lo que se gana pesa más que lo que se pierde

Ella lo seducía sin darse cuenta, le ponía los puntos (Al Tipo nunca se le hizo dificil empelotudecer a las minitas. Con Ella fue diferente). Le marcaba hasta donde podía pasar de una linea imaginaria que jamas trazó. Lo iba tanteando a ver que tanto a ÉL se le iba el discurso de Grown Up y lo suplantaba un balbuceo infantil, seguido de un llanto al lado de la pollera de mamá. El Tipo por su lado la seducía sin darse cuenta, le dictaba los puntos (A Ella nunca se le hizo difícil empelotudecer a los Tipos. Él, no fue la excepción). Le pedía que extienda la linea imaginaria o que de una vez por todas la trace, a quinientos kilómetros de distancia (Obvio que no quería. Discurso de Grown Up nuevamente). Luego de ser amistosos, corteses y educados, se mandan un besito en el cachete, y cada uno, de nuevo, vuelve a su vida sin el otro. Repito, Ella no lo ama.

- en realidad, pienso que a lo mejor vos pensas que viéndonos puede llegar a pasar algo

 Ella lo conocía al Tipo de memoria. Su erudición sobre él iba desde las virtudes que solo viéndolo desnudo podían traslucirse (No, no me refiero desnudo de veras. Aunque un poquito si) hasta las miserias que solo viéndolo desnudo podían traslucirse (No, no me refiero desnudo de veras. Aunque un poquito si). Sabia sus verdades, sus mentiras, sus obligaciones, sus horarios, su rutina, su aroma y hasta sus miedos. Ella lo había moldeado. Lo había convertido en un Tipo. Había limado las esquinas redondeadas para convertirlas en fuertes triangulos. No me malinterprete, el Tipo nunca renegó de todo esto. Él estaba podrido de jugar al niño grande. No quería una vida que cobre su sueldo por antigüedad. Claro que no, el Tipo no alcanzaba a encontrar las palabras para agradecerle a Ella. Sin ir mas lejos, eso era lo que mas lo enamoraba.
Y ahora, que todo se resumía a escenas dialogales por momentos pesimistas, por momentos optimistas (El tipo siempre vio los vasos medios vacíos. Siempre y cuando no sea el suyo), el tipo se disponía a redondear las esquinas una vez mas. No quería que ella, cuando ya no solo sea dialogo, se termine encajando uno de esos triángulos en el ojo.  El Tipo volvía a jugar al nene grande. Y si, claro que si, se odiaba un poquito y no hacia mas que ponerse entre paréntesis (El contenido de los mismos dicen mas que el resto de las palabras). Pero yo le pregunto, ahora que el whisky ya me llego al corazón, - ¿A usted no le paso? - Sirvame otro y le cuento.

- En serio me pone feliz hablar contigo

- creo que a mi también jajaja

martes, 21 de enero de 2014

Av. Cordoba 1463, abierto de Lun. a Sab

Se despertó. Él era el único en todo el país que tenía horario de verano. Las 10 de la mañana se habían convertido hace una parva de días en las 2 de la tarde (GMT 0, Dublín, Edimburgo, Lisboa, Londres). Una vez más y como si un guionista de telenovelas se hubiese mudado a su cabeza. El había vuelto a soñar con Ella. Aquí cabe detenerse en la irremediable sensación que seguramente usted, lector, haya experimentado al leer esa frase. Seguramente habrá dicho algo así como ''pff otra de las tantas pequeñas historias que trata acerca de un tipo que sueña con una mina''. O en el mejor de los casos: ''Pff otra de las tantas historias que trata acerca de un tipo que sueña con una mina distinta todos los días''. Déjeme detenerlo aquí. Quizás por única vez en este caso, sea usted el equivocado. Porque a pesar que soñó con ella, cabe destacar (Gracias Blog) las situaciones en las cuales el Tipo soñó con ella por décima vez en 9 días (La siesta si bien corta alberga una gran cantidad de sueños).

Paso a detallar. Un jueves soñó que el tocaba el piano en un cuarteto de jazz y Ella (Hermosa como siempre, de vestido negro y piernas largas) tocaba el clarinete poniendo cara de Woody Allen. Un martes soñó que cocinaba pollo frito al estilo californiano y ella era quien lo asistía en tal ardua tarea (El Tipo era sin duda un Tipo, podía memorizar los integrantes de Los Autos Locos pero no sabía hacer ensalada). Un sábado, aprovechando el fin de semana, el tipo soñó que había salido a un bar y ella era Barman. Le servía un whisky le cobraba 70 pesos y se disponía a hacerle ojitos a un rubio pelilargo (De camisa negra y piernas largas). Con tanto material un psicoanalista tendría desayuno, almuerzo y cena como para todo el invierno (Donde se come mucho más, sin duda). Aun así, el tipo la seguía soñando todos los días y se despertaba con ella al lado, vestida de Jazzera, Chef o Barman según la situación.

Ahora bien, el tipo, ya despierto y con cara de tarde de verano se pregunta: ¿Vale la pena? Lo aturdía la idea de no poder soñarla como la conoció. Lo fastidiaba andar disfrazándola todos los días, esperando con sorpresa a ver a que juego jugarían esa noche (Siempre se hizo el obsesivo, pero algo de perverso tenia).

Todavía no se había levantado. Era más que obvio que la noche anterior se había tomado un vaso de whisky que encontró en una caja que consideraba vacía (Chivas Regal, JB, Jack Daniels, Johnnie Walker. El tipo era un cliché con patas). Zafo de la resaca pero no de la melancolía. Y casi como de memoria, como cuando te pasan la pelota sin mirar, sabiendo que vas a estar ahí, se durmió una vez más. Una hora iba a bastar para acomodar la estantería y que no se le venga encima todo.

Otra vez soñó (Repito, El Tipo era una fantasía Freudiana). Pero esta vez soñó con miles de disfraces, uno al lado del otro colgados como los cuelgan en los locales de ropa solo que sin los cuerpos agolpándose contra los mismos. Tenía para elegir y para tirar para arriba. Camionera, medica, podóloga, jugadora de backgammon, carpintera, bombera, instructora de surf, trombonista, saxofonista, pintora, etc... Incluso había mascaras de renombre. Estaban todos los que el Tipo conocía e incluso algún que otro desconocido que El Tipo decía que conocía (El tipo cada tanto mentía para quedar bien, lo incomodaba la confrontación, le daba miedo que no le crean, o que no lo quieran. Aun no se decidía cual era peor). Al lado del Mundo de los Disfraces (Av. Córdoba 1463, abierto de Lun. a Sab. Se aceptan todas las tarjetas) parados como un ejército soviético millones de maniquíes, todos iguales. El tipo, con total naturalidad, empezó a vestirlos. Se veía a sí mismo y se sentía una nena con su primera muñeca, pero también un hombre con su primer amor. Vistió uno, dos tres, cuatro y le encantaba, no paraba de sonreír.


Cuando estaba por vestir a un maniquí de boy scout escandinavo, se despertó. Seguía en su cama (Obvio) entre las sabanas rojas (Sino no vale) con el sol pegándole en la cara (Obvio). El almuerzo ya estaba listo y solamente atino a levantarse. Cuando estaba masticando el último pedazo de churrasco perfectamente cocinado (El Edipo del Tipo era un problema grave. De nuevo, Freud estaría teniendo un orgasmo) se sintió una sonrisa estúpida en los labios decorados con barba descuidada. Se dio cuenta en ese momento que estaba al horno. Que lo estaban cocinando a nosecuantos grados y que iban a tardar en sacarlo. Que iba a pasar muchas noches disfrazando maniquíes inanimados. Recién ahí, se dio cuenta que la idea lo fascinaba y se dispuso a seguir durmiendo y ya que estamos, soñando.

domingo, 19 de enero de 2014

Su Heroe

Dos de la madrugada. Los ojos se le cierran, los parpados le pesan, la piel ya no quiere mas. Sin embargo Él sabe que se acostara, jugara un rato al dormilón y a la media hora estará sentado en la cama (Sabanas rojas, si no no vale) haciéndose el chico de mundo y escuchando a un jazzero cuyo nombre ni siquiera puede deletrear, mucho menos descifrar cual de los novecientos acordes que suenan le gusta mas.

Se levanta porque el cuarto tema ya se lo confunde con el primero, con el segundo, con el tercero, hasta incluso con el quinto que aun no escuchó. Se detiene frente a la biblioteca que supo llenar cuando leer todavía era cool y le aseguraba un polvo cada tanto. Ahí estaban todos, Julio, Jorge Luis, Antonin, Charles, Truman y un par mas a los que aun no animaba a tutearlos. Pero entre todos esos tipos con los que en otro tiempo se hubiese sentado a charlar del clima o de la fecha pasada, estaba este tipo en particular. Lo había conocido de vista una noche a eso de las 3 de la mañana. Tratando de llamar la atención de esas minas preciosas con las que solía soñar pero nunca concretar, fue con el al medio del campo, se lo llevo campo adentro y estuvieron charlando por horas, hasta que el tipo de anteojos no tuvo mas nada que decir y El Tipo tenia todos los rulos al revés, empezaban en el suelo y se dejaban caer sobre la cabeza. (El Tipo en ese momento de hecho tenia rulos, todavía no se había hartado del jazz y aun no lloraba con un gol desde afuera del área).

Un tiempo después lo reencontró envuelto en un papel de esos baratos que los libreros insiten en poner a pesar de la insistencia del comprador (Creo que no hay frase en español que haga entender el ''No es para regalo''). Se lo dejaron ahí, encima de la cama, como si fuese un compromiso. Ya con la dedicatoria, el tipo estaba satisfecho, siempre estuvo orgulloso de las palabras que iban dirigidas hacia el (Incluso si lo estaban mandando a la re puta que lo pario, lo disfrutaba mas que a Cervantes. Error de novato). El tipo ya lloraba con un gol desde afuera del área, ya lo deslumbraba el cuerpo desnudo de una mujer, ya lo entusiasmada la ingenua expresión de un nene cuando reía. Aun así, le dio una oportunidad mas al tipo de anteojos. Ambos sabían que habían cambiado mucho. Que mucha agua (¿Agua?) había pasado por debajo de sus pies (¿Pieces?) y que era probable que terminen hartándose uno del otro (¿El otro?).

Hablaron por horas, días, meses, hasta casi un año. Al Tipo siempre le costo escuchar, a veces llego a pensar que en realidad hablaba solo. Y a partir de allí, no se hablaron mas. Al tipo de anteojos, al igual que al manual del después, se lo llevaron las piernas largas, el vestido negro. Y pensaron, ambos, que no se volverían a ver. Que quizás caminando por plaza rocha iban a verse a lo lejos y mirar la biblioteca o la facultad para evitar el encuentro desagradable (Al Tipo siempre le dio miedo cruzarse con gente que no veía hace mucho, lo hacia sentir inseguro. Error de Profesional). Sin embargo, y a pesar de las mil miradas esquivadoras y salvadoras, ahí se estaban encontrando a las 3 de la mañana. Ya los ciegos les causaban mas tristeza que miedo. Ya la familia Olmos no parecía tan terrorífica. Ya el pibe pelotudamente enamorado no les parecía tan pelotudo. Ya la pendeja completamente desquiciada, ahora les parecía familiar.

Y viste como son estas cosas, a veces no te queda otra mas que hacer las paces en la habitación para evitar un quilombo en puerta. El Tipo no pregunto nada (No se le daba bien la pregunta, lo hacia sentir condescendiente. Error de Tipo -¿Tipo?) Se dejaron callar uno al otro, se observaron, se midieron a ver si alguno de los dos lanzaba la primer piedra (Alegoría Bíblica, nunca faltan) Se dieron cuenta, quizás torpemente, que no habían cambiado tanto como la timidez dictaba. Lo único que los ponía en la vereda del frente es que El Tipo de anteojos seguía con un poco de papel de regalo pegado al filo de la camisa. Seguía teniendo una dedicatoria insegura atadita al broche del cinturón. Quizás todo eso alguna vez los unió, pero ahora los desesperaba. Se dejaron desgarrar, romperse, quemarse, revolearse y ultrajarse (El Tipo solía tener ataques violentos. Esporádicos, pocos, pero tremendos. Error -¿Error?-)

Quizás El Tipo no se la banco. No se banco que el de anteojos siga teniendo olor a piernas largas y que encima se le cague de la risa. El de anteojos la tenia demasiado clara, las había pasado todas, y el Tipo recién estaba aprendiendo a atarse los cordones (Con ayuda de la mamá, sino no vale).

Cuatro de la mañana, se hizo el dormilón un rato mas y volvió al principio. Sabanas rojas, jazzero innombrable y hartazgo precoz (El tipo solía ser rutinario, es por eso que lo hizo mierda quedarse sin rutina. Error de tipo sin Anteojos)


sábado, 18 de enero de 2014

Por que no?

El tipo no tenia mas palabras. Se había sentado frente al papel en blanco como si fuese dios decorando un pedazo de mundo aun sin terminar. El tipo pensaba que se las sabia todas, que ninguna minita de piernas largas y mirada deshollinadora le iba a dar vuelta el mundo y dejarlo patas para arriba. Penso que quizas, cuando ella se vaya iba a poder seguir regalando versos envueltos en una flor, iba a poder seguir jugando a ser el dueño del boliche.

Pero no. No llegaba ni a lavar las copas. La piba se dio media vuelta y le dijo mas de quinientas palabras (Contadas como para un ensayo universitario) El, por su parte oyó las primeras cinco y le bastaron para que el castillo de naipes (Baraja española, no le daba para tanto) se vaya a la mierda. El, cuyo ego lo llevaba a pensar que todo andaba para atras menos ellos dos, ahora estaba revisando de arriba a abajo todo, sin tener la mas puta idea de que paso. Sin saber como era posible que lo hayan dejado tirado ahí en medio de la ruta, y encima, temporada baja.

Pasa que ella cuando se fue se metio ,bajo el vestido negro y las piernas largas, el manual del después. Ese manual que te dan para que no se te caigan los rulos con alguien. Ese manual que te dice exactamente que carita poner, que lagrimas derramar, que puteadas vociferar y, porque no, que minitas empezar a mirar. Ella dejo ciegos esos dos ojos pequeñitos que acompañaban su pequeñez facial. Ella se fue yendo de a poco, lo fue desarmando de a poco y el, ciego como un murcielago pero tambien sordo como un octagenario, andaba haciendo la vertical sobre su cabeza, creyendola brazos.

Y asi andaba el tipo, dando vueltas por todos lados. Se mandaba derecho para la primer luz que se asomaba entre la noche cerrada, gris. Preguntandole a los viejos si en una de esas tenian un manual que les sobre. Preguntandole a las minitas de piernas largas y mirada deshollinadora si no querian tomarse lo mas barato del lugar.

Quien sabe, en una de esas se encontraba con la primera de todas. Y en medio de gritos e insultos (O de llantos y besos) le arrebataba el manual del vestido negro. Por qué no? Ladron que roba a ladron...