lunes, 4 de enero de 2010

Supersticion...


Las luces del abismo, anuncian la llegada,
del gigante deseoso de devorar aquelarres,
congelarlos en su pecho
y hundirlos en las frias sabanas
de los ataudes
quebrados por los milagros
de un profeta que jamas acaricio mi rostro.

En tanto que el viento
con su silencioso soplar,
me susurre los acordes que forman
las aves doradas del cielo al danzar,
vertera sobre mi
el brebaje de la miseria del hombre
y me soslayara con esos ojos que solo ven
aquellos que besan los pies de dios,
aquellos que perecen frente al calor
de miles de mañanas sin sol naciente.

Su alma un bosque cruel,
cuna tormentosa de sonidos irreproducibles,
donde las ninfas queman sus labios de mujer
y los convierten en turbios rios,
vagabundos del silencio.