jueves, 9 de agosto de 2012

Mientras el sol se filtra por mi ventana...




Quizás no haya nada delante de mis ojos
quizás tu sonrisa se apiade de mi cuerpo
antes de partir rodeado de ángeles y predicadores.
La insostenible caricia de tu vientre
me rodea lentamente. Me penetra
como una flecha que atraviesa al sol.
Soy todo palabras, soy todo sueños
y tu me miras como buscando una respuesta
en un cofre lleno de dudas,
en un libro repleto de sincronías.

La mirada en el espejo
se clava buscando esa erótica sonrisa.
Todo se resuelve cadenciosamente,
cada pequeño trozo de placer,
cada inmensa carcajada de miseria.
No hay nada que calme esta hermosa tortura,
tus palabras son aquellos rincones donde
elijo refugiarme de mis miedos de niño sin nombre.

Las lunas de nuestras noches
se iluminan pensando que morirán.
Encenderán tus pechos y yo me dejare llevar
por ese vaivén melódico de tu cuello.
Cada labio que se desprende de nuestros besos
se encoge minusculamente entre las sabanas del nuevo día.
Ya no hay mas por escribir,
nuestros cuerpos chocando son la poesía
que dios imagino antes de nacer.

Y si los colores eligen llevarme lejos
preferiré que tus lágrimas
se escondan en mi alcoba.
Ya no tengo esa voz de niño sin nombre,
pero guardo en mi los juegos desnudos,
las canciones sin fruncidos ceños,
las pesadillas que siempre finalizaran.
Cuida de mi como has cuidado de tu belleza,
tan solo me entregare a tus brazos de madreselva,
y contemplare aquellos años que están por pasar.
Abrazos partidos entre los bosquejos de una pasión.