En el denso mar de las rosas
he oido el canto de la viuda sirena
penando por las fantasias
que no fueron mas que marchitos fantoches
de grava mojada.
Mas alla de donde las olas se tornan calma,
su aleta errante supo andar
buscando las alegoricas sonrisas del pelirojo sol,
insidioso volcan de las promesas falsas,
quien le conto del amor perfecto
sin corazones sangrantes.
Y en errante empresa,
de buscar lo qeu hace años se ha perdido,
se topo con su alma desnuda
que en melacolica espera
cortaba las hiedras que oprimian su pecho.
Y mientras las chimeneas vomitaban humo ciego
nuevamente la sirena se entrego al andar,
profiriendo su quebrado grito de anima encerrada
se perdio una vez mas
tornando celibe doncella sus pechos
y salvaje unicornio su mirar.
No hay sentimiento errado dulce sirena
no hay sentir erroneo en tu vida de petalo cristalino,
no hay versos para tu poema
no hay palabras para tu historia...
simplemente estas tu..
tu, y los jazmines del oleico mar.
Hay cosas que no se recuperan.
ResponderEliminarSupongo que sería como si a la sirena le cortaran la cola.
Pasan los años, pasan los veranos, y es todo casi igual que siempre, pero con la diferencia de que siempre hay algo menos, o algo más reseco, o algo un poco más marchito, un poco menos colorido.
¿Nunca te pusiste a pensar si las sirenas realmente quieren serlo, si no anhelan pisar tierra o por lo menos arena y correr descalzas en vez de nadar?
Puede ser...
Saludos
Las sirenas tienen su razón de ser, por algo existen, porque de hecho existen, o no?
ResponderEliminarPorque es casi imposible resistirse a su canto.
Pocos lo han logrado...
Algo las creó con algún fin, más que llevar a los hombres hacia una deliciosa perdición...
Por un momento me imaginé una hermosa sirena de cabellos negros derrapando por las turbias aguas del Riachuelo en las márgenes del Doque...
(Es inevitable que cada tanto me acuerde de Avellaneda...)
Saludos Poeta!