martes, 4 de noviembre de 2008

Ana y las Orgias

La puerta era gris
Una, dos, tres lamparas iluminaban torpemente
una habitacion en penumbras.
El calor de los cuerpos,
Las colisionadas pieles,
el sudor en el rostro
todo tan artificial
todo tan superficial.

Ana no lo penso dos veces
cuatro, cinco, seis hombres
uno tras otro
minimizando el sublime acto de la elevacion
a un simple gemido perdido en la oscuridad.


La sabia ceremonia
El angel sumergido en el brebaje del pecado
Su alma eyaculando,
Sus labios en orgasmo
sus lenguas de paseo por los colchones rotos,
siete, ocho, nueve veces supo tocar el cielo
diez, once, doce supo olvidar los miedos.


Ana y las orgías,
no hay historias
no hay amores pasados
no hay...
y ella duerme entre los cuerpos
y sabe que asi debe ser.

2 comentarios:

  1. No sé si felicitarte por lo bueno que está o putearte ¬¬
    Te tomás tooodo taaaan a pecho, che.
    Lástima que a veces, como ahora, no me conviene a mi que te tomes las cosas en serio.
    Bobo.
    Está muy bueno...
    voy a hablarte de más cosas raras a ver si seguis escribiendo así.

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