sábado, 8 de febrero de 2014

Fumando espero (El Tipo y su ansiedad)

El Tipo nunca fue bueno para las esperas. Siempre prefirió que la realidad le de un baldazo de agua helada antes que lo ande salpicando a cuentagotas. No tener el control de la situación lo hacia sentir inseguro, débil. Como un niño cuando recién empieza a caminar, el imaginaba que si se soltaba de la mesita iba a terminar con la cabezota en el piso y llorando bajo la pollera de mama o alguna tía. No podía aceptar que su felicidad dependiera de la buena o mala voluntad, del talento, de la pericia, de la bondad o certeza de un malo conocido o bueno por conocer. Aún así, la vida le había enseñado a esperar. No creo que la vida tenga grandes aptitudes pedagógicas pero sin duda (a base de pico y pala, o de golpe y palo) lograba hacer entender las cosas; la vida es de esos tipos que te realizan ofertas que no podes rechazar y después terminas arrodillado besandole el anillo. Varias veces El Tipo tuvo que sentarse en la parada y esperar que el bondi llegara. Con frio y todo, el se abrazaba un poquito para cuidarse del frio y esperaba fumando, uno tras otro, los Lucky Strike recién comprados. Así fue que de a poquito había aprendido a esperar. Cometiendo errores dignos de un principiante; dignos de un recién nacido (El Tipo siempre se comportaba un idiota cuando se desesperaba; no lograba contener su natural condición de Tipo).

Ahora bien, una cosa es esperar señores. La espera tarde o temprano termina; se resuelve para un lado o para el otro. El Tipo era aprendiz en muchas cosas (Nunca supo cocinar, nunca supo hacer la cama, nunca supo besar por primera vez, nunca supo hablar lo justo y necesario). Pero había una sensación que lo aterraba, que lo ponía en medio del camino esperando que un camión se lo termine llevando puesto. La Muerte nunca le había tocado el culo. Nunca se le acerco en el subte y le dijo unas palabras al oído (Completamente obscenas. La muerte no sabe hablar de otra manera). Ahora, recién ahora, con 23 años la muerte se le estaba metiendo en la cama y ya había empezado a recorrerlo con su boca; con sus besos fríos y tremendos.

Mire que hija de puta sera la muerte que es de esas que te caen en la casa sin avisar. Una tarde (O mañana o noche) te suena el timbre y la tenes ahí, reclamando mates con galletitas y depende de como venga la mano se te instala a cenar. Quizás eso es lo que alteraba al Tipo. Que lo pongan a discutir cara a cara con Dios sin saber si jugaba de local o visitante, a que hora es el partido final, si hay publico visitante o se juega a puertas cerradas. El Tipo no podía con el enorme misterio que conlleva estar de un lado o del otro. De putear durante un superclasico a estar 3 metros bajo tierra con el pecho frió y con los gritos ahogados. Ahora (Repito, recién ahora) El Tipo tenia miedo que la muerte lo visite durante la noche de verano. Comience a desnudarlo y el se deje llevar entre tanto manoseo de prostituta (Sin besos, claro está). Hay que ser sincero al fin y al cabo; aunque no sea la mina mas linda de todas, sabe muy bien como calentar a un Tipo y hacer lo que ella quiera con el.

No hay comentarios:

Publicar un comentario