jueves, 27 de octubre de 2011

La piel sobre Su piel

 

Se miran, se tocan, se besan, se consumen. Todo en sus movimientos resume una armonía celestial, una conjugación perfecta de manos, labios, brazos y almas. Sus cuerpos desnudos chocan violentamente y se hunden en una maraña de silencios que se extiende hasta la punta de su lecho y culmina en el cuello de las sabanas. Olvidan sus miserias y se entregan a las garras de la noche, al azar del momento. Se contemplan por un momento y ya no hay nada por hacer. A merced del tiempo, el acaricia sus pechos y ella lo rodea de flores.

Se sienten, se rozan, se iluminan, se abarrotan. El suspiro mas eterno sangra en el remanso de la luna incontrolable. Cada rincón de esa habitación los ha visto amarse, odiarse, vomitarse, despedazarse. Los ha visto perdiéndose en un laberinto de sin razones para concluir penetrándose con la mirada , ahogándose con el recuerdo. Todo en sus labios los llaman, todo en su piel los condena.

Se mienten, se contemplan, se guardan, se mimetizan. Ella busca entre sus cabellos las palabras que nunca escribió. El atesora en sus silencios las copas que derramó en noches de espera, en días de olvido. Juntos son la melodía perfecta, la sincopa incansable. Distantes se vuelven una silueta de lo que realmente son, una sombra bajo el calcinante sol de octubre. No hay lago que calme su sed de pasión. No hay cielo que nutra sus ansias de volar.

Se necesitan, se desesperan, se desgarran, se asesinan. Se sintetizan, se poetizan, se desgastan, se calcinan. Se extrañan, se abarcan, se proclaman, se abrazan. Y de una vez por todas….Se aman, se aman y se aman.

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