martes, 29 de marzo de 2011

Paula


Y cure mis heridas
Y me encendi de amor
De amor sagrado.

Y pensar que eramos dos extraños,
cuyas manos jamas pensaron en entrelazarse
bajo las miradas complices, los rostros expectantes.
Y pensar que nuestros besos pertencian a las sombras
y las peculiares sonrisas que soslayan mis ojos en el pantano,
eran un anhelo tan distante como incierto.

Te observo en la lejania.
Te recuerdo entre tanto verano sin terminar,
Desvaneciendo mis sentidos con camisas sin abrochar
o desnudando mi vanidad con una oracion de papel.
Tan hermosa como real.
Demasiado eterno como para ser una torpe casualidad,
demasiado inmenso como para distraerse con el tiempo.

Nos pertenecemos,
sin saber aun a donde pertenecemos,
sino es mas que a nuestros brazos de cristal.
Nos buscamos,
sin saber que podemos encontrar
que aun no hayamos descubierto
en una mañana sin despertar.
Nos incendiamos,
sin saber que fuego es el que no dejamos extinguir.
Y nos olvidamos,
sabiendo que nos recordaremos en cada banco de estacion,
en cada silencio sin llenar,
en cada noche de terciopelo junto a tu suave nombre.


No hay comentarios:

Publicar un comentario