
y sabe perfumar con su aroma
cada rincon de estos rieles descarrilados,
cual niña aprendiendo a nacer
roba letras de esos poemas
que jamas escribi,
para componer sonrisas
que llenan almas
y vacian mediocridades.
Pies de alondra, Sabanas de gorrion,
Ella es mar de terciopelo
en esta farsa de pocos idiotas,
quiza ella sabe que mis labios,
no besan mas de lo que pueden amar
y que mis brazos no amarran
mas que cinturas de corcheas y sal.
Plegaria sorda, flores en el cristal
sus dedos se tornan barcos de papel
en su vientre que muta en desiertos
donde el caminante puede descansar
o el errante perecer.
Pantallas en blanco, hamacas sin cadenas
Ella me salva, me pide mis manos,
esboza una suplica torpe,
simula un adios imposible
y explota en un llanto
que se traduce en un solo grito...
AMOR.